Sunday, July 19, 2009

Infiel

Una noche por primera vez solté tu mano y durante ese instante me olvidé de ti y de mi. Alejé tu recuerdo y me aferré al abrazo de otro cuerpo y el tacto de otra piel.
Cuando dejé de resistirme, sucedió. Después no supe detenerlo. No pude.
No quise.

Por un momento intenté no pensar en nada, tan solo me dejé llevar. Huí del resentimiento y de cualquier pensamiento racional. El deseo que nos embriagaba los mantuvo lejos de mi. Volví la espalda a todo sin permitirme mirar atrás.
Encontré alivio en sus caricias y sus labios sellaron el engaño con los míos.

Después de aquella vez todo fue más fácil. Entre miradas cómplices fueron pasando los días, nos consolamos y juntos curamos nuestras heridas. Se que no vivirá por mí, nunca nos pertenecimos. Me olvidará, y puede que un día también yo lo haga.
Pero parte de mi quedó atrás esa noche, cuando sus besos suplieron tu ausencia y con su presencia apartó la soledad en la que transcurrió mi vida estando contigo, pero sin ti.

En vano, he intentado justificar lo que pasó y sólo soy capaz de inventar excusas.
A veces la culpabilidad pudo conmigo y me odié por haber traicionado lo que antes tuvo sentido y valió la pena para mi. Y de nuevo me abandoné en sus brazos esperando evitar ese sentimiento, al menos por un tiempo.

De vuelta a mi soledad, volvía a torturarme el eco de las promesas que nos hicimos, dudando de lo que sentía por ti y lo que había entre los dos. Sin entender qué me empujó a hacerlo, cómo pude consentirlo. Sabiendo que en realidad, deseé que ocurriera.

Quise contarte todo tantas veces... librarme en parte del peso de una mentira que no sabía si podría mantener, afrontar las consecuencias. Redimirme del remordimiento, evadir la culpa y aunque sólo viniera de mi, hallar la redención. Al fin y al cabo poco quedaba ya de la persona que fui para ti, de quien tú crees que soy.

Entonces tus ojos se clavan en los míos, y en el alma se siente la punzada de mil mentiras. Espero que tu mirada me acuse de algún modo, mientras dudo y cada segundo se hace eterno. No es así y en lugar de eso, respondes mi indecisión con una sonrisa y mi voluntad desaparece. No será hoy, tal vez nunca llegues a saberlo.

Encerraré mis demonios en mi interior, los enterraré en lo más profundo. Dejaré que tus labios deshagan, sin saberlo, el rastro que dejaron los suyos en mi, hasta que sólo en algún lugar de mi memoria quede constancia de que existieron, una vez.
Ya no será lo mismo, pero valdrá para mi si al menos uno de los dos sigue creyéndolo.

No te merezco, siempre lo supe. Pero soy egoísta y te necesito. Nos mentiré a los dos, sostendré este engaño por ser incapaz de asumir el daño que saberlo te causaría. Seguirás confiando en mi cuando yo haya dejado de hacerlo. Diré que no hay nadie más que tú y cuando sea necesario, volveré a susurrarte un te quiero. Aunque cada vez muera algo más de mi por no ser ya quien tú esperabas. Por fingir seguir siéndolo.
Por haberte sido infiel.






3 comments:

  1. Hola amigo.

    Que perdido estabas y que cosa más bonita lo que acabo de leer.
    Es un pedir perdón de rodillas y con un te quiero en los labios.

    Sea lo que sea, es precioso. Puedes hacer un cuento y seguro que sería bonito.

    Un beso de poetisa.

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  2. Dios mío... Es precioso... En serio...
    Es tan cierto ese sentimiento que contabas, y lo has hecho de una manera tan real y dulce a la vez... Es increible.

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  3. Daría lo que fuera por tener quince años y volver a la habitación en la que me sentí tantas veces tuya.. Al terrado dond nos hicimos tantas promesas... Ojalá hubiera podido parar el tiempo y no haberte perdido nunca..

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